Por la mañana
1. Deja entrar el sol
Nuestro reloj interno está controlado principalmente por la hormona melatonina. La llamada hormona del sueño reacciona de forma especialmente sensible a la luz y a la oscuridad. Mientras que la luz brillante inhibe la producción de la hormona y, por tanto, nos hace estar despiertos, la falta de luz puede hacernos sentir cansados. Por ello, para dormir bien por la noche, el dormitorio debe estar lo más oscuro posible, mientras que por la mañana es esencial disponer de una gran porción de luz diurna para ponerse en forma. Teniendo esto en cuenta, abre las persianas nada más levantarte y abre las ventanas al mismo tiempo para que entre aire fresco.
2. Pásate a las duchas alternadas
Una ducha alternante, en la que dejas que el sistema circulatorio funcione a toda velocidad alternando duchas frías y calientes, aporta el efecto despertador por excelencia. Si tu canción favorita está sonando por los altavoces al mismo tiempo y puedes cantar con ella a pleno pulmón, la ducha helada será la mitad de mala.
3. Desayuna bien, pero de forma saludable
Un desayuno saludable es importante para empezar bien el día. Una gran porción de fruta o verdura fresca, pan integral o copos de muesli y suficiente líquido proporcionan al cuerpo todas las vitaminas, nutrientes y carbohidratos complejos que son muy importantes por la mañana. Y lo mejor de todo es que no solo tienen un sabor delicioso y nos dan ganas de levantarnos solo de pensarlo, sino que la combinación perfecta de ingredientes de alta calidad también nos mantiene en forma y productivos durante todo el día. Por cierto, también puedes disfrutar de un café para despertarte. Pero aléjate de los cereales azucarados. Aunque estos proporcionan al cuerpo energía a corto plazo, nos hacen volver a tener hambre con la misma rapidez y caemos en un agujero de desgana.